Zaña, fe y cultura


Todo visitante que llega al pueblo de Zaña ubicado en el norte del Perú se queda cautivado por su paisaje y la hospitalidad de sus habitantes. A medida que profundizamos en su historia y conocemos su bagaje artístico, descubrimos una gran riqueza cultural. A simple vista resaltan los vestigios de grandes templos coloniales, rodeados de vegetación y luego se va descubriendo el patrimonio vital de los afroperuanos en diversidad de artes. A zaña se le ha conocido siempre como la ciudad de los manjares. Ahora se le ha agregado un nuevo título la ciudad de los tambores afroperuanos antiguos.

En Zaña se pueden apreciar las huellas de diversas épocas: prehispánicas, coloniales, republicanas y contemporáneas. Hay diversidad cultural por la presencia de diversas etnias.

Zaña se ubica en un espacio estratégico en la parte media de la cuenca del Río Zaña que une poblados de diversos pisos ecológicos. Hasta el momento básicamente Zaña es enfocada de manera fragmentada y su riqueza cultural solo es apreciada parcialmente; se requiere por ello una mirada integral que valore la presencia de diversas etnias en diferentes etapas, desde tiempos prehispánicos hasta el período contemporáneo. 


Por ello cabe resaltar las siguientes propuestas en curso:


a) La ruta Moche, vinculada a los hallazgos del Señor de Sipán y otros descubrimientos que forman parte de los museos prehispánicos de las regiones de Lambayeque y La Libertad.


b) El camino del Inca, o "Qhapac Ñan", con los vestigios del Tambo Real Inca del Cerro Corbacho en Zaña.


c) El arte virreinal y los siete templos coloniales de la antigua ciudad de Zaña, incluyendo el majestuoso Convento-Iglesia de San Agustín.


d) La ruta del esclavo y el patrimonio vivo de los afro descendientes afincados en el país, expresado en diversas artes musicales, décimas, manjares (dulces y comidas típicas) y cuyas tradiciones conserva y difunde el Museo Afroperuano de Zaña. Los antiguos instrumentos musicales de los afrodescendientes se encuentran en exhibición.






CONFLUENCIA DE HABITANTES DE CUATRO CONTINENTES EN ZAÑA

En Zaña confluyen habitantes de cuatro continentes del mundo: América indígena, Europa, África y Asia.

En sus orígenes la población indígena habitaba el valle bañado por el Río Zaña. De aquellos tiempos quedan vestigios prehispánicos y la antigua costumbre de beber la milenaria chicha de jora y consumir algunos alimentos nativos. Un aporte valioso es el descubrimiento del Señor de Sipán realizado por Walter Alva, y un equipo de arqueólogos.

Con la llegada de los españoles durante la conquista trajeron también los santos católicos (con el nuevo calendario religioso), la guitarra, las décimas, romances, cantos de cuna y de navidad. Uno de sus aportes importantes fue su arquitectura urbana y la construcción de siete templos coloniales. En el campo de la religiosidad tuvo importante labor Santo Toribio de Mogrovejo quien falleció en la ciudad de Zaña y es patrón del pueblo.

Los europeos trajeron al Perú a los esclavizados procedentes de África, quienes fueron portadores de su canto, música, danza, religiosidad y el arte de la cocina.
En la ciudad de Zaña, en las campiñas y haciendas de su entorno se afincaron hombres y mujeres procedentes de África. También en más de una treintena de localidades de la costa peruana fueron instalados los hombres y mujeres de ébano.
Durante la Colonia varios contingentes de ellos fueron llevados a zonas altoandinas. En Zaña se conservan variedad de relatos mágicos y arte musical de los afrodescendientes. Son altas expresiones artísticas el baile tierra y las décimas.


A mediados del siglo XIX fueron trasladados los inmigrantes chinos para trabajar en las haciendas locales. Practicaban su idioma, arte culinario y sus creencias religiosas. De su llegada queda de recuerdo el local de la Beneficencia China, el altar de San Acún y algunas familias de origen asiático. A fines del mismo siglo también llegaron los inmigrantes japoneses a Zaña, Cayaltí y Oyotún.


Desde tiempos inmemoriales se dio una relacion entre la costa y las zonas altoandinas. Lunes a fines del siglo XIX se acentuó la llegada de inmigrantes cajamarquinos a los valles de la costa y en especial a trabajar en las grandes haciendas azucareras como "enganchados". Zaña abriga hoy en su seno inmigrantes de Bambamarca, Chota, San Miguel, Santa Cruz, Celendín, Cutervo, Santa Cruz y otras localidades de Cajamarca.






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